¿Tus clases aún huelen a libro de texto y dictado eterno? Si cada día parece una repetición de “copiad esto y haced lo de la página 42”, es hora de cambiar eso.
El Aprendizaje Basado en Retos (ABR) no es solo una moda pedagógica: es la forma de convertir tu aula en una aventura épica donde el alumnado deja de repetir como loros… y empieza a pensar como exploradores. Prepárate para ver más ideas que manos levantadas.
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Porque en 2025 no tiene sentido seguir dando clase como si aún se repartieran transparencias. El ABR no solo “queda bien” en la programación: mejora la implicación del alumnado, reduce la pasividad y conecta el contenido con la realidad.
En palabras de la Universidad de León:
“el ABR permite trabajar en equipo para abordar problemas reales del entorno, generando un aprendizaje significativo y aplicable”
Es decir: el temario se convierte en herramienta, no en castigo.
Además, según el informe del INTEF sobre metodologías activas, “el aprendizaje mejora cuando parte de un reto auténtico que motiva al alumno y lo obliga a buscar soluciones creativas”. Si tu alumnado se siente como protagonista de una historia (y no como figurante de su propio aprendizaje), algo empieza a cambiar.
No necesitas convertirte en guionista de Netflix. Solo aplicar esta receta:
- Empieza por un problema con cara y ojos
Nada de “haz un trabajo sobre el reciclaje”. Mejor: “¿Cómo podrías reducir el desperdicio de papel en tu instituto en un 50%?”. Real, contextualizado y medible. - Dales el volante (pero con GPS)
Como propone el INTEF, “la clave está en que el alumnado tome decisiones dentro de un marco estructurado”. Diseña el entorno, no cada paso. Autonomía sin caos. - Divide en fases como en una misión
→ Diagnóstico → Investigación → Propuesta → Prototipo → Evaluación → Presentación final. Todo claro. Sin caos. Con propósito. - Integra reflexión sin volverte coach
No se trata de lanzar frases motivadoras. Solo haz que el alumnado explique por qué hizo lo que hizo, qué aprendió y cómo lo mejoraría. Eso también es evaluación.
- Genially o Canva para presentar retos visuales
Que la introducción al reto no sea un PDF que parece de Hacienda. Hazlo con narrativa, imágenes y una pregunta potente. Lo dice el equipo de Genially: “la narrativa visual aumenta la atención y mejora la retención del mensaje”. - Flip (antes Flipgrid): que graben sus avances
Que se documenten como si fueran creadores de contenido, pero en lugar de maquillaje o videojuegos, explican cómo han llegado a su propuesta. Te ahorrarás mil tutorías. - Padlet o Notion como diario de retos
Centraliza todo el proceso: fuentes, avances, ideas descartadas, prototipos. Es su bitácora de héroes. - Eutopía (obviamente)
Este videojuego educativo ya viene con situaciones de aprendizaje diseñadas como misiones: con retos claros, feedback automatizado y una estructura que guía sin asfixiar. Y sí, los estudiantes lo ven como un juego. Tú lo ves como una herramienta de evaluación por competencias. Win-win.
Aplicar ABR no es añadir carga, sino transformar la forma en que enseñas. En vez de repetir lo de siempre como si fuera un bucle infinito de clases de 3º de la ESO, pasas a ser quien plantea preguntas difíciles, genera contexto y acompaña al alumnado en la creación de soluciones reales.
Como dijo Fernando Trujillo en el Congreso de Innovación Educativa 2024,
“nuestro rol ya no es transmitir contenidos, sino diseñar experiencias que transformen a quienes las viven”.
Pues eso: no eres un corrector de exámenes. Eres el diseñador de aventuras. ¿Jugamos?